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jueves, 6 de diciembre de 2012

QUE ESCRIBEN NUESTROS ALUMNOS



NUESTROS ALUMNOS DEL CURSO TÉCNICAS NARRATIVAS BÁSICO Y AVANZADO

TÉCNICAS POÉTICAS Y GUION CINEMATOGRÁFICO NOS MUESTRAN SUS TRABAJOS



CONTACTA CON  NOSOTROS PARA MAYORES INFORMES : info@artethay.com

QUE ESCRIBEN NUESTROS ALUMNOS DE TÉCNICAS NARRATIVAS

ESTUDIANTE: SRA. BETINA CHIAN
Cuento: Noctambulo






NOCTÁMBULO
Bettina Chian





Marisa en su hogar: una vieja casona en San Isidro, a la vuelta del Club del Golf… de las pocas sobrevivientes en medio de los gigantescos edificios que han exterminado la tradición del distrito, otrora sede de embajadas.  Echada sobre su edredón de plumas no puede leer, no puede ver tele. Se sienta. Consulta la hora en su despertador de Hello Kitty, algo que todavía le queda de su cercana niñez. Camina al tocador… se mira al espejo: ese granito inoportuno que otra vez trata de ocultar con crema – ¿hasta cuándo será esta estupidez de los granos? – se pregunta. Vuelve a leer el mensaje de texto: “Ya toy crca d tu ksa”. Cosquilleo. Va al baño, muerta de nervios. Una vez más mira la hora. Se lava y se echa perfume por todas partes, ése que vuelve loco a Nicolás desde hace dos años.

Por fin le vibra el celular (le ha pedido que no toque el timbre, para que Julia no se dé cuenta).  Verifica por la mirilla quién es – una de las pocas recomendaciones que sigue de su madre – y al comprobar que es Nicolás, le abre la puerta, preludio de su disposición a recibirlo por completo esa noche especial.

-¡Entra rápido! Hace un frío del diablo – Marisa jala del brazo a Nicolás. Cierra la puerta y el viento helado se queda con las ganas de entrar. Se besan con esa intensidad que sólo dos adolescentes pueden expresar sabiendo que la casa está libre para ellos. Cuando por fin sienten que necesitan tomar aire, se observan el uno al otro: él ha venido con sus jeans apretaditos (¡riquísimos!) y la camisa afranelada de cuadros rojos y negros encima del polo de Linkin Park… pero lo mejor es su sonrisa, más sexy ahora con los bracketts. Ella también viste unos jeans stretch que dejan ver parte de la delicada mariposa tatuada en la cintura (por la cual su mamá la castigó dejándola sin quinceañero), una blusa lila cortita que acentúa sus formas – friamente calculado - y el chaleco tribal, siquiera para abrigarse un poco; y es que se puede estar congelando, pero todo sea por verse atractiva para Nicolás.

Son perfectos. Se sonríen. Se besan una y otra vez hasta el cansancio - ¿podrían cansarse? - intercalando los te quiero y te amo respectivos…

- ¡Qué bueno que pudiste venir! ¿Cómo hiciste? – pregunta ella, loca de alegría, mordiéndose los labios de los nervios.
- Les dije a mis viejos que me iba a dormir donde Gustavo.
- ¿Estás loco? ¿Y si llaman a su casa?
- ¡Relájate gordita! – así la llama Nicolás - Ya quedamos. No problem. Además sus viejos se van a una fiesta. Nadie se va a enterar – contesta él, jalándola hacia sí mismo. La abraza con fuerza, pasa sus dedos entre los castaños rizos de ella, tan largos, juega a enredarlos, a desenredarlos…acaricia su nuca, su rostro…
- ¡Espera! – le susurra Marisa al oído  – Creo que la Julia sigue por ahí.  Mi mamá le dijo que estuviera chequeándome de rato en rato.
- ¿Por qué será, pues? – interroga Nicolás traviesamente y la comienza a besuquear.
- ¡Amor! ¡Para! – ella lo aparta y va a la cocina, tratando de caminar con naturalidad, haciendo sonar sus zapatos al ritmo normal. Echa un vistazo: efectivamente, ahí está la Julia, sentada, leyendo el horóscopo. En verdad ya no tiene nada que hacer pues Marisa, con el cuento de la dieta,  no cena más que una mandarina, que ella ya le dejó peladita en su plato.

- ¡Julia! ¿Qué haces aquí todavía?
- Estoy leyendo mi suerte, neña – para Julia, Marisa siempre será la niña de la casa -To mandarena ya ti la he pelao.
- Ya. Gracias. Puedes irte a tu cuarto entonces.
- Todavea es temprano, neña. ¿Quicosa va decer to mamá si se lo entera?
- ¿Y quién le va a contar?

La vieja empleada la mira un tanto sorprendida y en un instante comprende. Con ademán de cansancio cierra el periódico, lentamente se levanta de la silla y antes de retirarse muestra su sonrisa pícara y desdentada diciendo:

- Ajajá neña. Segoro ya llegó el neño Necolás, ¿no? No estéan haciendo travesoras, ¿ya?

Marisa se pone colorada e intenta decir algo, pero decide cerrar la boca y se da la media vuelta sonriendo: esta Julia tan bajadita no es. Se da cuenta de todo…. debe ser porque está mucho tiempo aquí... Pero es buenagente y de hecho no le va a contar nada a mamá. Muy animada regresa a su habitación, donde Nicolás la espera echado sobre la cama, leyendo revistas. En la radio comenzaba a sonar Justin Bieber, pero él lo cambia de inmediato, pues es demasiado gay. Ella le hace cosquillas en los pies (a pesar de saber que no le gustan) y anuncia solemnemente:

- Asunto arreglado. ¿En qué íbamos?

Entonces se lanza violentamente a su lado. Las hormonas trabajan a mil por hora y tanto él como ella están dispuestos a ir más allá de lo imaginable: es la oportunidad de sus vidas. La mamá de Marisa nunca lo sabrá, anda ocupada paseando con sus amigas en París, ciudad de l’amour, oh la la… Pero el amor está aquí, en la habitación de Marisa, y se manifiesta en las miradas tiernas, las caricias, los susurros, los besos – primero cortitos, luego más prolongados. ¡Fuera la camisa de cuadros, fuera el chaleco tribal! La música incita a acariciarse con más fuerza y a seguir… seguir…

Rrrring!

Como en las películas, ha timbrado el teléfono y todo se congela en el preciso momento en que la acción comenzaba. La mezcla de adrenalina con estrógenos y testosterona baja a su nivel mínimo y la habitación de la niña-casi-mujer es testigo del suspiro a dúo. Sonriendo resignadamente Nicolás da vuelta quedando echado boca arriba. Marisa se levanta de un salto y corre al teléfono mientras se abotona la blusa y se arregla un poco los cabellos (no vaya a ser que Julia regrese por algo). Fastidiada levanta el auricular y desea que no sea nada importante para continuar con lo que habían empezado.

Escucha un gemido…. parece ser la abuela. Sí, es ella sollozando. Marisa no necesita entender sus palabras, porque ya ha comprendido el mensaje: el abuelo se ha ido. El maldito cáncer finalmente ganó. La abuela se ha quedado sola. ¡Pucha madre! ¿Por qué justo ahora?

- Tranquila abuela, tranquila, ya está bien... No llores abuela… Sí, ya sé… Sí…Pero ya no llores… ya pasó, ahora está mejor….Sí abuela, sí. Vamos a rezar…. Ya…. Sí, sí. Yo le aviso a mi mamá…. Ok abuela. Ya. No sé si iré yo para allá, tengo colegio, pero de hecho que mi mamá sí…. Ya abuela. Descansa… Ya, hasta mañana abuela.

Marisa cuelga lentamente. El llanto de la abuela permanece dando vueltas en sus oídos. De pronto se le aflojan las piernas y termina sentada en el piso. La casa se le hace más fría que nunca, ¿o será porque dejó el chaleco en la cama? ¡Pucha abuelo! ¿Por qué se te ocurrió morirte hoy?  Justo ahora que ha venido Nicolás y no hay nadie que moleste… ¡Qué roche! No quiero que me vea llorar, va a pensar que estoy horrible… ¿Y ahora cómo se lo digo a mi mamá? ¿Se va a poner recontramal y cómo va a seguir su viaje? Mejor no le digo… pero mejor sí. ¡Pucha abuelo!…. hubieras esperado un poco….¿La llamo? ¿No la llamo? Hmm…mejor la llamo ahora, porque sino le da chucaque cuando se entere de golpe en el aeropuerto a su llegada. Sí. Mejor la llamo, ¿qué hora será por allá? ¿Creo que me dijo seis o siete horas más? ¡Asumadre! Deben ser como las cuatro de la mañana, muy temprano… se va a asustar pensando que alguien se ha…. ¡Bueno pues! Te moriste tú, ¿no? Tengo que llamarla… No… Mejor espero a que sea de día y esté despierta, de repente se muere también ella del susto…  Pobre la abuela, solita en esa casa vieja…. Qué frío hace, y eso que las ventanas están cerradas… ¡Pucha! Pobre la abuela…. Mejor se hubieran venido a vivir aquí cerca nomás. Aunque mejor allá… sino lo habríamos tenido al abuelo renegando... oliendo a cigarro…. ¡Por eso se fue pues! ¡Maldito cáncer! ¡Otra vez esa porquería! Y mi mamá que también fuma como una condenada… ¡qué tonta! De repente ahora lo deja. Ojalá , así la casa no apesta….

Como demora tanto, Nicolás también ha salido del cuarto y al verla en el pasadizo, pálida y temblando, se sienta a su lado y le pasa el brazo sobre el hombro.  No le dice nada (no sabe qué decir, ni siquiera sabe lo que ha pasado). Entonces es ella quien rompe el incómodo silencio:

- Yo… mi abuelo…

No puede seguir. Rompe a llorar, pero no a gritos, sino con un amargo lamento. Nicolás le dice shhh shhh shhh y le acaricia la cabeza, pero ya no como cuando llegó, sino mas bien tratando de tranquilizarla. Entonces se pregunta si acaso es mejor irse y dejarla desahogarse… Debe estar sufriendo harto – piensa. Y es que. aunque Marisa no veía mucho a su abuelo, igual lo quería de un modo especial. Era una relación curiosa de amor-odio. Al menos eso le pareció a Nicolás en el tiempo en que el abuelo pasó unos meses en Lima para hacerse los controles en Neoplásicas. En la casa abuelo y nieta se gritaban, especialmente cuando ella le escondía los cigarros y la botella de pisco. (El viejo no dejaba ni el trago ni el cigarro, ni porque estaba enfermo). El le resondraba, la insultaba… ella lo mandaba al diablo. Pero después de unos minutos ahí estaban abrazándose.  

Marisa se calma un poco. Felizmente está Nicolás ahí a su lado abrazándola, abrigándola del frío que recorre el pasadizo. En cambio la abuela…. pobrecita. Solita en esa casa enorme… ¿Y ahora cómo hará todo el asunto del entierro? Pucha, de hecho mamá va a tener que regresar… ¡Se le fregó el viaje! ¡Qué mala suerte! Y también piña para mí, pues, abuelo…. Justo hoy que estaba todo arreglado…. ¡Pucha, qué frío hace! Me estoy congelando… Ay, abuelo, te hubieras ido otro día. No voy a poder dormir ahora…. Nicolás, pobrecito…. otro día será. Pero hoy no se puede.  Se murió el abuelo… no puedo creerlo… Tengo un frío horrible…

- Gordita: estás temblando. Te preparo un té.
- No, no. ¡Quédate a mi lado!
- Ya, pero algo tienes que tomar: estás blanca y tiritas.
- Que venga la Julia y lo prepare… Llámala, pero no te vayas. Dale un grito de aquí nomás… Yo… no puedo gritar Nicolás, no tengo fuerzas…
- Ya, ya, shhh shhh, tranquila – y otra vez le acaricia la cabeza. Ella piensa que es bueno que él esté ahí. Sola no podría…

Nicolás llama a Julia un par de veces, hasta que ella asoma la cabeza por su puerta.

- Neño Necolás, ¿qué necesetas?
- Julia, un favor, ¿podrías preparar té? Marisa no se siente bien… su abuelo…- la chica mira con sus ojos hinchados a la vieja empleada, quien se espanta al verla tan mal.
- ¡Ay neña! ¡Pobreceta mi neña! – se acerca y se agacha para abrazar a Marisa. Ésta se aferra con fuerza a Julia, que ahora es como si fuera su madre de reemplazo – Tranqueleta, ¿ya lenda? Aura ti preparo manzanella para ti y para el neño Necolás. Té mijor no, no ti lu va a dejar dormir. Manzanella te traigo, ¿ya? Con un chorreto de agua di azahar, pa que te tranqueleces. ¡Pobreceta mi neña! – le da un beso en la frente y regresa a la cocina dejando a los chicos sentados en el pasadizo.

Nicolás se quita la camisa y se la pone a Marisa sobre los hombros.  Vuelve a rodearla con su brazo y, mientras le dice shh shhh, reflexiona: no se puede ir, no puede dejarla sola esa noche, así como está… pero si se queda a dormir, no será en la misma cama… mucha tentación…. y sería una falta de respeto, ¿o no? (Además la empleada va a estar dando vueltas. ¡Ni hablar!)

Marisa va recuperando su color. El hecho de que la Julia esté ahí con ellos la tranquiliza un poco más. Se limpia los mocos con la manga - ¡qué vergüenza! Esperaba que Nicolás la viera linda esa noche, no así – ¡pero piña, pues! Se ha muerto el abuelo, no puedo estar bailando, ¿no? Será para que venga y me jale las patas… ¡Pucha abuelo! ¿Por qué te fuiste tan pronto? Ni siquiera pude despedirme… esconderte los cigarros por última vez… eras buena onda, aunque a veces te pasabas con tus insultos… Me parece verte ahí todavía, buscando la cajetilla o la botella… “maldita muchacha del cuerno”, me decías… dabas risa… con tus chancletas viejas haciendo plaf plaf plaf y tu chompa ploma desteñida que apestaba a cigarro… ¡Pucha abuelo! Me siento pésima por no haberte dado un beso, creo que hasta estoy alucinando, imaginándote ahí en la puerta de mi cuarto, buscando tu pisco, mirándome…

¡CRASH!

Las tazas que traía Julia se hacen añicos al estrellarse contra el piso.

- ¡Achachay, Papalendo! – Julia, con un rostro de terror, invoca a Dios santiguándose tres veces hasta caer de rodillas, rostro en tierra. Mejor no mirar.
- Gorda… gorda…. ¿Ves lo que yo estoy viendo?... Tu… tu abuelo… ¡ahí, al fondo! ¡Dios mío! ¡Mira! ¡Se está riendo! – la voz le tiembla a Nicolás, empalidece en segundos y gotas de sudor frío perlan su frente. Marisa se sorprende más de su aspecto que de la aparición fantasmagórica (¿no era su imaginación?) del abuelo.  El enamorado no puede controlarse y moja sus pantalones, los apretaditos. Ni fuerzas tiene para ponerse de pie e irse corriendo… ni para arrinconarse más contra la pared.

Sólo Marisa ríe. El abuelo la acaba de maldecir por última vez, antes de enviarle un beso volado.

Noviembre 2012

f



QUE ESCRIBEN NUESTROS ALUMNOS DE TÉCNICAS NARRATIVAS NIVEL INTERMEDIO


ESTUDIANTE DEL CURSO TÉCNICAS NARRATIVAS: NEIL PALMA
CUENTO: 

“La Casa Gana”

No gano si me dicen que gane,me inspiran a decir que muchas veces el
mejor conflicto no es el que se gana sino el que se evita.
No gano si me siguen mirando,si alguien pretende hacerme o me hace
interesar,pasa siempre,gusto de quien sea rápido,no gano asi.
No gano si miento mucho,no gano si invento mucho.

Busco respuestas para que "La casa" no gane y busco también esos
truquitos que tan fáciles se ven(se notan) cuando juegas póker y
luego tu mente se resume a instantes, tus pupilas se dilatan y te
hacen preguntar "Que pasara si me descubren?" Y de ser así,
descubierto,casi desnudo(o por lo menos lo estará tu vergüenza)
descubierto, automáticamente sales del juego y pierdes tus cartas,tus
fichas,tu vida,tu tiempo,quienes quieres y nos quieren, los que te
conocen y crees conocer. Mas "La Casa" se lleva en fin tu vida.

Busca una estrategia

No me interesa si ayer volvi a las cuatro y recuerdo mucho,mala noche
con la psicóloga,mal dia autista.
No me interesa si su opinión materialista fue sobre mi,si me hace
materialista o me vuelvo materialista,es lo normal,gracias.
No me interesa si me perdi en Deerefoot trail porque estuve pensando
en problemas mios,problemas del mismo continente,problemas
mundiales,soy distraido,no puedo siempre vivir y jugar póker al mismo
tiempo.

Buscamos respuestas(Busco respuestas),busco un plan(buscas conmigo un
plan)esperamos decidirnos(espero decidirme)de una vez por todas entre
las tantas veces que nos perdimos frustrados en los planes que tanto
fantaseamos extasiados por lo que queremos y luego terminar esperando
a que mi(y la tuya) cabeza deje de estar mareada porque vole/VOLAaste
mucho, imagine/aste mucho conmigo.
(Porque)En efecto tenemos necesidades y demandamos espacio para que
tengamos esos momentos de "Felicidad",que solo son momentos(periodos
cortos) de tranquilidad.Sin problemas o al menos sin algo que te aflija
(rutina diaria,problemas diarios,sacar el auto a diario,lidiar con
otros a diario,verle la cara a tu jefe a diario)
(A este punto)No me cabe duda que las cosas bien cambiadas están, No
cabe duda que cada vez veo con mas cinismo,conchudez y a la vez con
una clandestina normalidad esas pequeñas cosas que te hacen sentir
mal,te remuerden,y reavivan las viejas pasiones muy dormidas dentro
tuyo(amor)para luego despertarlas mas y mas y te vas a hacerte un
esclavo y entonces rezas.

Azahar,rezar,Apiadense

Rezas para que no pienses mas y olvides de una vez todo,mientras rezas
para no volver a recordar cuando están dormidas,cuando rezas para no
volverlo a hacer,Cuando rezas para que sea rápido y sin que te des
cuenta ya es algo muy natural para ti,Como un mal habito.

Mal Habito como el despertar(mi despertar)buscando voyerista entre tus
cortinas y las ventanas ese o esa alguien que te interesa llamar la
atención y finjes,recreas y hasta buscas ser humillado para que con
mucha suerte solo te vea con lastima o peor aun con indiferencia y eso
no te hará sentir mas quien un estúpido,indigno e indignado,ordinario
y hasta algo mediocre que fija un microcosmo,un mundito,una esfera
para que de un momento a otro te olvides de quien tu realmente buscas
porque tienes otras preocupaciones que hasta nacen en tus sabanas y te
mata,te mata no poder discutirlas contigo mismo(porque no encuentras
el tiempo)

Memoria

No me interesa si me ven 35 veces en Canada(como dice el contador,a
fin de cuentas,si termina interesándome,no mientas Neil,te sientes mal)
No me interesa (si me interesa) que no pueda recordar cifras,cuantos
tre queires,cuantos no lo hacen,en que magnitud,internet eres un genio.

-Busco entonces estar necesitado y al mismo tiempo comprometido
comprendido.Entre la tanta fantasía que va y viene en mi cabeza y es
en realidad la impotencia la que me inspira,Porque no me valgo mas de
tontos recuerdos o jodidos remordimientos.Porque no entiendo mas de
esa naturaleza que se va coquetamente con lo racional,razón o como
quieran llamarlo.Y es asi,al mismo tiempo lo que nos pasa,Y es como
correr,Lo mas rapido que puedas al medio del vacio,Al medio de los mas
frustrados miedos*
(Porque)Las memorias(ahora)desalojan mis ideas y me hacen pensar
(marearme)en las cosas que hago para finalmente buscar un contraste en
lo diario,en su diario. Me hacen entender que realmente no sé porque
escribo todo esto y hace mi mente sentirse como pianista que no puede
parar porque lleva la pasión y la inercia dentro suyo hacia su piano,a
mi papel.
-Hable demasiado y persistí demasiado,No me importa mucho hablar de mi
sino de quienes no creen encontrar lo que buscan sin saber que es lo
que realmente quieren encontrar (Talvez buscan inspiración,Talvez una
chica,un chico,una sonrisa,una palabra,un momento de satisfacción como
cuando los jóvenes se besan por primera vez.O cuando simplemente uno
se enamoro y "sin querer queriendo" encontró perder la mano entre la
falda de su amada,amiga,compañera,novia y apuestan,apuestan por ser el
primero en explotar y de hecho luego se vuelve un momento más de
placer porque aunque mediocre se retire el otro,No habrá perdido nada
pero se retira),Como es mi caso.

Pago Bien

Me interesa si admites de mentira que escribo bien,que soy muy
normal,que tengo futuro,que voy bien.
Me interesa saber que Lady gaga ira al sur,al lado de groelandia y me
dara tips de fama,de frivolidad y de freakness.
M e interesa saber si al final del juego,no pierdes mas que tu vida,si
te llevas algo que ganaste,si te llevas algo que preciaste y si es
verdad que en el cielo hay una cajita que tiene todas las cosas que
perdiste en tu vida,tus juguetes,tus amigos,las buenas impresiones,el
resto,el resto,ets,etc.

Búsquenme una casa por paseo tablado o al menos por Toronto.
Cómprenme sueños,cómprenme ilusiones,no me lean,no me busquen,no se
interesen por mi,invento mucho,digo mucho,digo de mas(Busquenme,me
hace sentir mejor,léanme,es un estimulo para que siga
escribiendo,interésense,talvez asi compensamos feos recuerdos)
Creanme,no miento,no les quiero mentir,dejare de
hacerlo
. Pago
bien,si te interesa,pagas bien y me interesara, es lo usual,es lo poco
normal,lo digo ahorita que rehago algo(una nota) que hice el año
pasado a raíz de muchos problemas que comienzan a fin de año.
Pago bien si no lo entendiste bien,si piensas que ya incendie
cerebro,que hice un revoltijo a fin de cuentas,de algo que paso y
hasta ahora sigue vigente en mi mente.
Pago bien,si me dices que mañana me visitaras aun teniendo el riesgo
de que no escriba nada porque me sentí mal,porque crei que decía
mucho,porque crei que te merecías algo mejor para leer,se volvió mi
afición,te volviste mi afición,disculpa.
Neil


ESTUDIANTE DE CURSO TECNICAS NARRATIVAS: SANTIAGO QUISPE
NOVELA : DIAS DE CAFÉ


PRIMERA PARTE “AUN ESTANDO ASI A SU LADO”    

CAPITULO I LAS 5:30
En el cruce de las avenidas República de Chile y Arequipa, Santiago se queda parado repentinamente mirando a una chica que está comprando una empanada en la panadería cercana a ese cruce. Nada en especial advierte de ese pequeño encuentro, sólo la atención que le suscitaba la pañoleta que llevaba la chica bordeándole la frente y su manera de mover los párpados. Era extraño, como si esas dos cosas aparentemente inconexas, sus parpados y la pañoleta, no pudiesen existir por separado y secretamente eran parte de esa lista de pequeños y sutiles detalles que suelen pasar desapercibidos por la mayoría de las personas, salvo para aquellas cuyo camino está de alguna forma destinado a cruzarse. Para éstas, esos detalles jamás pasan inadvertidos y precisamente por esas sutilezas, por esos hilos insignificantes es que son más fuertes que cualquier signo marcado y visible, como pueden serlo un lunar o el color de los ojos.

La siguió con la mirada detenido en su camino al paradero. Cuando estaba en la entrada de la panadería ella también se detuvo. Quedaron mirándose unos instantes que le parecieron eternos. Luego ella siguió su camino y el siguió en su quietud. Se pregunta si tendría oportunidad con aquella chica. Se pregunta también por esos parpados que denotan un cansancio grande, un cansancio de ojos que han mirado demasiado y que por el trajín de una descomunal vigilia, extienden sus rasgos físicamente más allá, e invaden su cara reposando sutil pero firmemente  en sus parpados y pómulos.

Sigue parado un rato más hasta que la chica sale rápidamente del local y se sube a un microbús. Sale del pequeño hechizo en el que cayó bajo la presencia de ese silencioso y cansado ser. Retoma su caminata por las calles de Lince esquivando papeles y bolsas de basura, sorteándose entre sus pensamientos: el recuerdo de esos parpados, de la pañoleta y los escasos soles que carga en su bolsillo. Caminando así como estaba, percibe un resplandor agradable y tibio que lo acompaña, le extraña esa calidez. Más tarde, recordando, advertirá que era insólito tanto sol en pleno mes de julio y de lloviznas en Lima.

Entre pasos vuelve a pensar en la chica, en su cansancio, en su triste mirada y, de nuevo en su cansancio manifestado físicamente en sus parpados, como demasiado cansados para seguir manteniéndolos abiertos.

Llega a su paradero con nuevos asuntos en la cabeza. Trepa como puede a un micro atestado de gentes que conversan, se miran y se empujan, escuchan música desde sus celulares, desde sus radios, desde sus reproductores de fantasía y hablan con la bulla en sus orejas. Sosteniéndose como puede hace equilibrio tanteando monedas en su bolsillo. Se baja.

Abre su agenda buscando la dirección, Calle 14 N° 305, a la altura de la cuadra 40 de la Av. Arequipa. Termina de leer sintiéndose pesado y pegajoso. Va repitiéndose mecánicamente, como los niños de primaria que aprenden una lección de paporreta, las ventajas del producto que está a punto de promocionar.
Antes de entrar al lugar de su cita se arregla la camisa y la casaca, se alisa el pelo y el blue jean, tratando de verse lo más aceptable posible, buscando la forma de disimular el sudor que está empezando a acudir a sus axilas, a su cuello, a su nuca envolviéndolo en una ligera película de olores.

Se sienta intranquilo en la sala de espera deseando fervientemente que el encargado de la compra no sea algún amigo, dada su naturaleza esquiva la palabra es excesiva, algún conocido. Conocido que analizándolo desde su asiento al otro lado del escritorio, lo mirará con creciente sospecha,  buscándolo en el rincón de su mente separado para los fracasados, para los poca cosa, para los que nunca llegarán a sobresalir en nada. Piensa que buscará las palabras adecuadas para tratar a un ser tan bajo como él; le preguntará, no sin fingida emoción, sobre su vida en general y utilizará repudiadas frases protocolares. -¿Qué es de tu vida?, -¡Como te va! e inclusive falseando de manera perversa un ¡Que gusto verte¡ y otras cordialidades por el estilo que se suelen decir en este tipo de encuentros, esperando a su vez las clásicas respuestas protocolares con las que también se suele contestar. Todo el teatro que repudia en la sociedad interpretado por él mismo. Protagónico en su desesperado intento de caer bien, de causar buena impresión, de reprimir milagrosamente el sudor que le va ganando cuerpo. 

Lo llaman. Ingresa.  Desde su asiento va levantando la cabeza temerosa y lentamente como a la espera de un verdugo y observa con alivio a un desconocido tras el escritorio. Mira mecánicamente el reloj de mesa y constata que son cuarenta, cuarenta minutos de sudor agrio cosechado a fuerza de esperar y pensar. 

Empieza a promocionar sus productos de protección personal. Se atolondra, tartamudea y sigue sudando mientras describe los beneficios de sus productos. Todo esto sin dejar de estar un solo segundo profundamente resentido por la espera, por ese estarse detrás el escritorio que lo desenmascara y lo confronta con su realidad insignificante de estorbo social.   

Mira mientras expone, el lapicero colgado en la camisa de su interlocutor al otro lado del escritorio, deseando una firma, un simple garabato que lo lleve a una comisión, deseando también al mismo tiempo que todo se acabe lo más pronto posible.

Termina su exposición cansado y sin garabato. La lista de su agenda recién empieza.
Camina ahora plenamente consciente de su olor, del calor de mierda que lo sigue recalentando, de su falta de roce y de paciencia.
 
Transcurren las  2:30 de un martes caluroso. Sigue con el casacón que dado el clima y su estado calamitoso le pesa demasiado. Baja nuevamente de su micro que lo deja a pocas cuadras de otra dirección indicada en su agenda: Coinsa. Hace un recuento en la memoria del panfleto de ventajas de los productos que dentro de pocos minutos volverá a recitar atolondradamente. Calle 13 N°105. Es aquí.