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lunes, 6 de mayo de 2013

Remembranzas de la Villa de las Acacias del Rio Yuma


Autor: Omar Casilimas  M.
Alumno del curso Técnicas Narrativas
(Colombia)

CAPITULO I
Remembranzas  de la Villa de las Acacias del rio Yuma.
Amapola Hernández
 Esa hermosa mañana primaveral se despertó Amapola Hernández muy temprano como de costumbre a eso de las 4 am de la madrugada, a hacer los quehaceres diarios de su rancho de bareque y techo de zinc oxidado , el cual se hallaba distribuido en su interior por un pequeño estar con una escalera entablada en madera de bolillos torneados en cedro junto con su pasamanos de un estilo art nuevo, que estaba de moda en la época a mediados del siglo  veinte y un pequeño cuarto de estar al cual se accedia por un portón de dos alas ,entablado en cedro pintado de verde esmeralda y sus altorrelieves tallados de la madera eran resaltados con color rojo y estas puertas tenían la particularidad de rematar en el umbral superior en una celosía en triples tallada en formas de hojas que combinaban  con el art nuevo de la escalera interior. Que por su diseño curvilíneo la hacían la dueña de casa.
 Y en el mismo espacio del estar contiguo al mismo el comedor con sus seis sillas torneadas del mismo estilo art nuevo, remataba en un muro de celosías en cemento de formas de pétalos de margaritas, el cual hacía de biombo para ocultar la cocina y por último un pequeño baño.
En la planta baja del rancho se había distribuido tres grandes habitaciones en forma lineal que daban a estos espacios del estar y el comedor , completamente libres.
La altura promedio de esta construcción era de 4 m y esta alucia (no encontramos el concepto de esta palabra) la búsqueda de ventilación e iluminación para los mismos, las habitaciones se hallaban separadas por paredes de bareque las cuales las hacían frescas, típica construcción de clima caliente y de la Ciudad de Girardot.
Ya en su segunda planta ascendiendo por la escalera se llegaba a un gran corredor amplio por cierto entablado en madera con un pasamano de bolillos de macana y esta estructura era sostenida por pilastras de 4 metros con vigas de madera cada tres metros. Dicho balcón miraba hacia el rio grande de la Magdalena, hermoso paisaje portuario pluvial.
 Amapola se dirigió hacia sus queridas plantas ornamentales a revisarlas y a observar sus frutos, sus hermosas flores las cuales le daban vida a los habitáculos de su hogar y que ese instante mágico de comunión con la naturaleza, ella los comparaba con los rayos del sol; él ,frescor de los riachuelos y la esperanza de la primavera.
Y veía como sus frondosos helechos, sus hortensias, sus orquídeas transformaban su árido corredor entablado en madera de cedro y su antepecho de bolillos de macana en un ambiente fresco y acogedor en esos cálidos veranos.
En un rincón del mismo remataba las atarrayas y el chichorro y una pequeña butaca en madera rolliza, que era sitio de trabajo de Pedro Ruíz,  cuyo oficio era el de pescador , su amado esposo.
Donde en silencio y de madrugada fumándose un chicote acompañaba a su amada Amapola, tejiendo sus chinchorros y atarrayas.
Como una hormiguita sentada en su butaca Pedro Ruiz, tejía como una araña las redes de pesca y uno a uno esa serie de hilos tejidos y amarrados a una relinga superior o de flotadores y a una relinga inferior de plomos , iban tomando forma día a día , aquella trampa que se emplea para capturar peces. Y aquel rincón se había convertido en vitrina de ventas en donde se hallaban pendientes los tipos de atarraya ya bordados y terminados ,las redes pasivas o red cortina y las redes activas o red de cerco o arrastre elaborados con fibra natural de cáñamo , algodón o con fibras sintéticas de nailon.
Pedro Ruiz les aclaraba a sus clientes lo bogas y playeros del rio grande de la Magdalena los diferentes tipos y precios de las redes, ésta es una red nasa, ésta es una red de cerco, ésta red es un tras mayo, este pequeño es un copo y estas redes grandes son mis queridas atarrayas.
Con ellas caballeros ustedes pueden atrapar peces como tolombas, nicuros, bocachicos, capazces(no se si esta palabra esta bien escrita) e inclusive las cuchas que se entierran en lecho del rio.
Y en aquel ambiente de reposo y de trabajo en que se había convertido este amplio corredor se observaba en cada rincón la mano de su mujer, buena parte del hechizo encantador del mismo obedecía a las flores recién cortadas y colocadas en jarrones de vidrio Morano sobre una consola
Amapola conocía el tiempo limitado de su vivencia, para sus adentros decía las margaritas y los girasoles me duran dos semanas, los claveles y los crisantemos me duran una semana, estas flores hacen juego con mis frondosos helechos y mis chulas y crotos sembrados en esta maceta.
Y en verdad lograba crear un espacio que despertaba una sensación de suavidad de forma natural y relajante, dejando de lado esos adornos tiesos y formales de los cuadros que contenían figuras o composiciones rígidas tan en boga en los amplios salones de los hoteles.
Muy a menudo en el vestíbulo y rellanos que precedía a la escalera ella colocaba un caldero de cobre repleto de flores silvestres sobre una pequeña repisa, cuya función era recibir al visitante con una corriente calidad de amor y de belleza de la madre naturaleza similar a una corriente de aire fresco.
Y en los rellanos de la escalera ,en donde se encontraba una pequeña ventana con perspectiva un tanto melancólica evocando esa bella época dorada que estaba viviendo el municipio de Girardot  como centro portuario del interior del país ,lo  trasformaba con la previa colocación de un estante de cristal con un invernadero  en miniatura conjugando sus adoradas plantas , con alguna figurita de animales como cebras,elefantes,delfines de cristal de color consiguiendo de esta forma cuando el astro rey dejaba colar sus haces de rayos ,aspectos realmente insospechados al ojo humano.

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