INICIAMOS CON LOS CONSEJOS:
1. Copiar en fichas todos los finales que se nos ocurran para un relato así como sus inicios, probar todas las combinaciones posibles y elegir la más eficaz.
1. Copiar en fichas todos los finales que se nos ocurran para un relato así como sus inicios, probar todas las combinaciones posibles y elegir la más eficaz.
2. Contemplar la vida, los
hechos, los sentimientos, las cosas, las palabras… con actitud de asombro, de
extrañeza, y escribir a partir de las nuevas percepciones que así tengamos de todo
ello.
3. Inventar nuevas formas de
enfocar nuestros actos cotidianos y escribir sobre ellos.
4. Mirar los objetos de
nuestra casa como si pertenecieran a otro mundo y escribir sobre la nueva forma
de percibirlos.
5. Inventar un mundo en
el que las personas hablen con las cosas y las cosas hablen entre sí.
6. De entre todas las
ideas que se agolpan en nuestra mente, apuntar una; la más simple, la más
atractiva o la primera que podamos atrapar, sin preocuparnos por perder las
restantes en el camino.
7. Es bueno relajarse
unos minutos antes de comenzar a escribir, concentrarse en la respiración, para
dejar fluir los pensamientos; coger al vuelo palabras que pasen por la mente y
llevarlas a la página.
8. Se puede trabajar con
listas existentes, tales como las del listín telefónico, la carta de un
restaurante o la cartelera de los cines.
9. Plantearse la mayor
cantidad posible de formas de soledad existentes para desarrollar en un texto
la que más nos conmueva.
10. Observar lugares bucólicos
y describirlos. Extraer noticias truculentas de periódicos sensacionalistas y
ambientar los sucesos en dichos lugares.
11. Estar alerta cuando
nos sentimos angustiados para rescatar aquellas imágenes que dan forma a la
angustia.
12. Escribir sin estar
pendientes del calendario, del reloj ni de lo que consigamos; simplemente,
hacerlo.
13. Escribir sobre un
tema, elegido a conciencia, que nos produzca la más intensa e íntima
liberación.
14. Imaginar varias
situaciones que ocurren en distintos lugares a la misma hora como método para
contar algo desde distintos puntos de vista.
15. Repetir un mismo
itinerario mental en distintas ocasiones para comparar resultados y recoger la
mayor cantidad posible de material vivencial.
16. Imaginar un viaje de
afuera hacia adentro y otro de adentro hacia fuera de uno mismo y escribir
“durante” el viaje.
17. Planificar un viaje
interior por el territorio que sea más propicio para las representaciones
imaginarias.
18. Practicar el
aislamiento durante un período programado de tiempo que puede ir desde un día
completo hasta una semana, un mes… y anotar lo que experimentamos en ese lapso.
19. Escribir un texto a
partir de la comparación de dos realidades: recuerdos, sueños, experiencias
vividas, sonidos, perfumes…
20. Escribir un texto a
partir de semejanzas y diferencias que resulten de compararse uno mismo con
otra persona.
21. Encontrar las
palabras que más placer nos produzcan o más significaciones nos provoquen para
constituirlas en componentes de una imagen.
22. Apelar a nuestros
sentidos diferenciando aromas, sabores, sonidos, observaciones y sensaciones
táctiles de todo tipo para incluir en nuestra lista para constituir imágenes.
23. Dividir un objeto en
el mayor número posible de piezas que lo componen para jugar con ellas en un
texto, llamando al objeto por el nombre de algunas de esas piezas o partes.
24. Inventar situaciones,
personajes, conceptos que nos permitan transgredir las funciones del lenguaje.
25. Reunir todo tipo de
géneros y discursos y a partir del contraste entre dos de ellos, para
constituir una narración: noticias periodísticas, telegramas, poemas, diálogos
escuchados al pasar, etcétera.
26. Analizar todo tipo de
palabras buscando la mayor cantidad de explicaciones posibles que en torno a
ellas nos aporta material para un texto o nos permite, directamente, constituir
el texto.
27. Inventar imágenes
inexistentes, con mecanismos similares a los productores de frases hechas, y
desplegarlas literalmente en un texto.
28. Tomar una idea
conocida y asombrarse frente a ella como si nos resultara desconocida como
método para conseguir material literario.
29. Coleccionar refranes
de distintas procedencias para trabajar con ellos en un texto.
30. Inventar refranes y
jugar con su sentido literal.
31. Prestar atención a
los episodios cotidianos, y convertir cada mínimo movimiento ocurrido en un
espacio común -un bar, el metro, un edificio, la playa- en un episodio capaz de
desencadenar otros muchos.
32. Elegir momentos a
distintas horas del día y describir todo lo que sentimos y lo que sucede a
nuestro alrededor, más cerca y más lejos.
33. Inventariar palabras
a partir del alfabeto y crear entre ellas un itinerario, el esqueleto de una
historia.
34. Tomar todo tipo de
secretos: un “secreto de familia”, un “secreto de confesión”, “el secreto de
estado”, “el secreto profesional”, como motores de un texto.
35. Hurgar en nuestro
mundo interior, rescatar de él algún aspecto que no nos atrevemos a expresar y
ponerlo en boca de un personaje.
36. Confeccionar una
lista de afirmaciones y otra de negaciones como posible material para un texto
en el que se omita algo específico.
37. Invertir el mecanismo
lógico: secreto/confesión, es una manera de enfrentar la ficción. En
consecuencia, partir de una confesión para luego inventar el secreto.
38. Emborronar folios
durante diez minutos exactos cada día. Al cabo de cada mes (y por ninguna razón
antes) leer lo apuntado. Dicha lectura constituirá una grata sorpresa para su
autor. Dado que escribió asociando libremente, el material acopiado será
heterogéneo y muy aprovechable para ser transformado en texto literario.
39. Contar lo diferente y
no lo obvio de cada día.
40. Trazarse un boceto de
escritura “en ruta” y atrapar las ideas susceptibles de ser incorporadas a
nuestra futura obra.
41. Recopilar anécdotas
ajenas y apropiarse de algún detalle de cada una o de su totalidad.
42. Del intercambio de
textos con otros escritores pueden surgir propuestas y comentarios reveladores.
43. Imitar una página del
texto de un escritor consagrado y comprobar el ensamblaje de las palabras.
44. Rescatar la
espontaneidad del niño. Jugar y crear con todo lo que se tiene a mano.
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